Quizás muchos de ustedes han escuchado el cuento de la rana sorda. Para
los que no lo han escuchado lo narraré brevemente. Varias ranas iban amenamente
caminando y dos caen en un hoyo muy profundo. Al verse en la fosa ambas
empiezan a saltar para intentar salir del hoyo. Aunque hacían su máximo
esfuerzo les resultaba muy difícil lograrlo. Un rato después, viendo su desesperación
las ranas que estaban arriba perdieron la esperanza y comenzaron a gritarles
que no lo siguieran intentando, que era en vano, que era imposible salir de esa
fosa tan profunda.
Luego de un gran esfuerzo, una de ellas se entregó, dejó de
intentarlo y murió de agotamiento. Por el contrario la otra rana seguía y
seguía saltando, cada vez más alto. Cuál sería la sorpresa de sus compañeras
que al cabo de un largo rato, la ranita salió. Cuando ellas empezaron a hablarle
y preguntarle cómo había logrado esta increíble hazaña se dieron cuenta de que
la ranita era sorda, ella siempre
pensó que las demás ranitas la alentaban para que saliera de la fosa.
Esta historia me encanta. Siempre he creído que cuando tenemos la
certeza de que algo es posible no podemos permitir que nadie nos robe nuestro
sueño. Debemos ser como la rana sorda.
Pero no es de los demás y cómo nos pueden desalentar de lo que les
quiero hablar. Quiero hablarles de todas las voces que habitan en nuestro
interior. Son a esas voces y no a las de nuestros familiares y amigos ranas a las
que más debemos temer. Esas voces dentro de nosotros mismos que nos dicen: ufff
que difícil se ve esto, quizás no voy a poder, esto es imposible, no puedo con
esto.
Y es allí cuando más debemos ser como la rana sorda. Enfocarnos en nuestro
objetivo, visualizarlo y decirnos a nosotros mismos: EXISTE UNA MANERA DE HACER ESTO. Aunque ahora no sepamos cuál es, hay
una gran diferencia en admitir que no sabemos, en este instante, cuál es esa
manera, pero que la hay, a pensar esto es
muy difícil, no creo poder hacerlo.
Porque cuando decimos hay una manera, cuando hacemos la pregunta
correcta, el universo nos dará la respuesta, en el momento que menos lo pensemos,
a través de quien menos lo creamos. Porque SIEMPRE, SIEMPRE, hay una manera de
seguir adelante por nuestros sueños. Quizás sea necesario cambiar el rumbo mil
veces, pero no dejes NUNCA de perseguir eso en lo que crees con todo tu
corazón. Haz como la rana sorda, ella
simplemente no sabía que no se podía.